Armas, gérmenes y acero

(Libro de Jared Diamond, reseñado por G.S.)

Nota: para poder leer la reseña en formato pdf basta con hacer clic en el título del libro.

 

Hace tan solo 700 años gran parte del planeta estaba todavía poblado por cazadores-recolectores. No obstante, en los últimos 600 años se han ido sucediendo una serie de choques entre las sociedades desarrolladas euroasiáticas* y sociedades menos desarrolladas de otras partes del mundo. Todos conocemos el resultado de esos choques y su consecuencia más inmediata: hoy en día todo el planeta está dividido en estados industrializados, exceptuando la Antártida por razones hasta el momento obvias, quedando cazadores-recolectores tan solo en regiones improductivas como desiertos y regiones áridas o bien en regiones remotas e inaccesibles hasta la fecha, como selvas tropicales.

Jared Diamond (biólogo de formación) trata de analizar de forma científica y racional el por qué de este desenlace. La causa inmediata es obvia ya que, en el momento del choque, Eurasia poseía poblaciones más densas, organizadas y tecnológicamente superiores, además estas poblaciones euroasiáticas eran portadoras de enfermedades epidémicas (como la viruela o el sarampión) a las cuales habían desarrollado cierta resistencia genética. El ejemplo más conocido de este fenómeno, pero ni mucho menos el único, es el descubrimiento de América y la conquista del Oeste.

Sin embargo, la gran pregunta a la que trata de responder el autor en este libro es: ¿cuáles fueron los factores últimos que desembocaron en esta asimetría? O dicho de otro modo: ¿por qué en tiempos recientes fueron ciertas sociedades eurasiáticas las que poseían esta serie de ventajas y no, por poner algún ejemplo, los indios de América del Norte o los aborígenes australianos?, ¿porqué no fue el África subsahariana la que descubrió y conquistó el Nuevo Mundo? ¿Acaso la respuesta resida en motivos culturales y resulte que los pieles rojas (por poner algún ejemplo) eran “puros de espíritu” y los europeos codiciosos sin escrúpulos y habían desarrollado dichas ventajas por un motivo meramente cultural?

Para hallar la respuesta Jared Diamond realiza un viaje sobre los distintos caminos que siguió la humanidad desde la aparición del Homo Sapiens hasta que se produjeron los choques entre Eurasia y pueblos inferiormente desarrollados, pasando por choques similares que ocurrieron durante la prehistoria de los distintos continentes entre pueblos con distinto grado de desarrollo; posteriormente analiza el desenlace de esos choques y sus consecuencias actuales. El comienzo de dichas ventajas comienza indudablemente con la aparición de la agricultura y la ganadería y con la mejora de los “paquetes” de cultivos y animales domésticos, esto llevó a una secuencia lógica de sucesos que derivó en la aparición de poblaciones densas, de enfermedades epidémicas y de estados centralizados poseedores de escritura y tecnología. Un estudio científico y multidisciplinar muestra que tan sólo en unos puntos del planeta se pudo desarrollar esta secuencia de forma “rápida” y efectiva, en otros su desarrollo fue tremendamente lento, resultando en estadios muy atrasados en tiempos recientes y en la mayoría del planeta nunca sucedió. Además el autor muestra cómo ya desde el neolítico los pueblos que desarrollaron dichas ventajas desplazaron, aniquilaron o se impusieron a sus vecinos siendo la conquista de América simplemente un hecho más de este tipo, aunque muy bien documentado y conocido por tratarse de tiempos recientes. Esto queda ilustrado de forma detallada con ejemplos como la expansión austroindonesia en el Sudeste Asiático o la expansión Bantú en el África Subsahariana; no siempre estas expansiones se produjeron de forma tan sorprendentemente rápida y espectacular como la conquista del Nuevo Mundo pero los factores últimos (y muchas veces inmediatos) que las explican han sido en mayor o menor escala siempre los mismos.

A modo de ejemplo citaré que ni siquiera con la tecnología genética actual se han conseguido domesticar muchos de los cultivos o  animales “prometedores” que no se domesticaron en el pasado. Tal es el caso, por ejemplo, de las encinas o las cebras. Otros animales o cultivos domesticados en tiempos históricos, tanto mediante ingeniería genética como mediante métodos tradicionales, han resultado ser en su inmensa mayoría irrelevantes hasta el momento ya que ni tiran de arados ni sirven de monturas ni producen una proporción significativa de la dieta básica.

Las conclusiones a las que llega el libro son tajantes, la cadena de acontecimientos que han desembocado en el actual sistema tecnoindustrial tienen su origen y su base en factores materiales y no en decisiones conscientes derivadas de tendencias culturales. Dichos factores materiales son la pauta amplia de la historia que ha conducido al actual sistema tecnoindustrial. Si bien es cierto, como Diamond también analiza, que los factores culturales han tenido relevancia a nivel local, no han alterado el actual desenlace de acontecimientos de forma relevante ya que éstos han mostrado ser tremendamente cambiantes incluso a nivel local; los factores culturales pueden explicar, por ejemplo, por qué en Australia hay mayormente descendientes de ingleses y no de chinos o por qué América no la descubrió un chino, pero son incapaces de explicar la pauta amplia de la historia.

Conocer la respuesta, o al menos la mejor aproximación posible, a la pregunta planteada por Diamond es imprescindible para el desarrollo de una ideología sólida y racional que pretenda  acabar con el sistema tecnoindustrial; asimismo es aconsejable conocerla para no caer en los típicos mitos izquierdistas respecto a la cultura, al comportamiento humano y al desarrollo de sociedades utópicas y políticamente correctas, como por ejemplo, el mito del “buen salvaje”.

Una buena comprensión de esto nos lleva a la conclusión de que si la última consecuencia de la cadena de acontecimientos, que Diamond trata de analizar en su libro, ha sido el actual sistema tecnoindustrial y siendo esta cadena de causalidad consecuencia de factores puramente materiales, un movimiento efectivo que pretenda acabar con el mismo deberá identificar como objetivos sus pilares materiales y no centrarse en cambiar su ideología. Si bien es cierto que dichos pilares materiales no están del todo claros y hace falta una delicada labor para identificarlos sin entrar en contradicción con nuestros valores principales; por ejemplo es obvio que acabando con “todo” se acabaría con el sistema tecnoindustrial pero también se acabaría con la Naturaleza salvaje que es uno de nuestros valores principales.

Además destacaré que a pesar de la relativa complejidad del libro el autor lo redacta de una forma muy comprensible y amena. Asimismo, dada la popularidad académica de la que goza el autor, es un libro ampliamente difundido y fácil de encontrar.

*En este libro el autor añade a Eurasia el norte de África ya que, debido a barreras geográficas y climáticas, está más relacionado con la Eurasia tradicional que con el resto de África.