¿Es posible el crecimiento verde?

Por Jason Hickel y Giorgos Kallis.

Nota: aquí meramente aparece nuestra presentación del texto. El texto completo puede leerse en formato pdf haciendo "click" en el título del artículo .

Presentación de “¿Es posible el crecimiento verde?

El principal valor del texto que presentamos a continuación es que, a pesar de ser un texto escrito por académicos, pone en cuestión la creencia generalizada en que el desarrollo material de la sociedad tecnoindustrial es o puede ser independiente de los impactos en los ecosistemas; es decir, la creencia en que una sociedad puede producir más bienes y servicios e incrementar su nivel económico sin a la vez provocar más impactos ecológicos. Ya sólo esto hace que este texto sea una auténtica rareza en los tiempos que corren, en que los estudiosos profesionales no suelen destacar precisamente por su valentía y honestidad intelectuales a la hora de extraer conclusiones lógicas de sus investigaciones cuando éstas chocan con los dogmas y tendencias imperantes.

No obstante, cabe destacar que, a pesar de sus virtudes, el texto adolece también de algunas carencias y defectos. A saber:

- Los autores basan sus conclusiones en los modelos y pronósticos de otros autores, sin embargo, el comportamiento de sistemas y procesos complejos, como son la sociedad tecnoindustrial o el clima global, es intrínsecamente impredecible. Ninguno de dichos estudios y modelos puede predecir exactamente la trayectoria, el estado y los efectos de dichos sistemas y procesos para un periodo dado, por mucho que se intente y por muchos recursos tecnológicos que se apliquen al intento. Aunque sólo sea porque siempre faltarán datos (no es de extrañar pues que los autores encuentren que muchos de dichos modelos se basan en asunciones sin base empírica; no podría ser de otro modo) y porque los modelos nunca son lo mismo que la realidad (y por tanto discutir sobre modelos no es lo mismo que discutir sobre hechos reales). Y aun así parece que, a pesar de lo anterior y de sus críticas concretas a dichos modelos, los autores se siguen fiando demasiado de los resultados de los mismos. ¿Quiere esto decir que entonces sus conclusiones generales son equivocadas y que el “desacoplamiento” absoluto entre crecimiento material e impacto ecológico podría ser posible? No, simplemente lo que significa es que señalar las carencias e incongruencias de modelos que son inherentemente inexactos o incluso inútiles a la hora predecir exactamente el futuro no es la mejor forma de demostrar que en la realidad el crecimiento verde, el desarrollo sostenible y el desacoplamiento entre crecimiento e impactos son un timo. Al usar dichos modelos como referencia se deja abierta la puerta a la excusa: “el problema es la imprecisión de los modelos, no el crecimiento verde en sí”.

- Los autores, pese a su actitud crítica y escéptica hacia el “crecimiento verde” y el “desarrollo sostenible”, son completamente acríticos con cosas como la creencia verde en que la transición a las energías renovables o la innovación tecnológica constituirán realmente mejoras de la situación global y formarán parte de la vía a seguir para resolver los problemas, cuando en realidad el desarrollo tecnológico es el problema, no la solución. Se echa de menos en su estudio que no hayan sido capaces de aplicar su loable espíritu crítico y escéptico y su aparentemente riguroso empirismo más allá del concepto de crecimiento verde. Deberían haber prestado más atención a los impactos inevitables, tanto directos como indirectos, que van siempre inherentemente asociados a la innovación tecnológica en general y a las energías renovables en particular. Si lo hubiesen hecho, sus conclusiones seguro que serían aún menos optimistas.

- Los autores parecen querer diferenciar entre “crecimiento” y “desarrollo”, siguiendo una línea de pensamiento progresista muy extendida en amplios sectores verdes y “medioambientalmente concienciados” de la sociedad tecnoindustrial. Sin embargo, el desarrollo, sea del tipo que sea (incluso el desarrollo “moral” o el desarrollo “espiritual”, en caso de que existiesen, o el desarrollo “intelectual” o del “conocimiento”), implicaría siempre crecimiento material, porque incluso los aspectos no materiales de las culturas y del comportamiento humanos tienen una base material que precisa ser físicamente alimentada y mantenida. Eso de lograr un “desarrollo social” o “humano” sin crecimiento material ni impactos físicos negativos es un cuento chino. Aquí sólo hay dos opciones: o se crece en todos los sentidos, o se decrece en todos ellos. Y a la larga, si lo que se valora es la preservación de la Naturaleza, la única opción aceptable es la segunda, por mucho que a algunos progresistas “morales” les duela pensar en lo que perderán con ello a nivel artístico, espiritual, filosófico, ético, intelectual, civil, etc.