Civilizados hasta la muerte

(Libro de Christopher Ryan)


Nota: aquí meramente aparece un fragmento inicial de la reseña. Para poder leer la reseña completa en formato pdf basta con hacer clic en el título del libro. 


 

Este libro es intelectualmente deshonesto. Por ello, solamente voy a tratar en esta reseña unos pocos asuntos que se mencionan o desarrollan en él. A ver si puedo evitar la ley de Brandolini o principio de asimetría de la sandez, esa que dice que la cantidad de energía necesaria para refutar una sandez es un orden de magnitud mayor que para decirla. Civilizados hasta la muerte está lleno de sandeces, mentiras, malinterpretaciones, falacias, sesgos y puede que algunas verdades dispersas. Sin embargo, exponerlas todas requeriría escribir un libro de varios tomos y no estoy exagerando. El problema radica en que la argumentación de Ryan descansa sobre informes científicos, obras de referencia (supuestamente) de algún campo del saber de las ciencias sociales o estudios de opinión. Ryan va desarrollando su discurso comentando y citando textos y libros seleccionados de aquí y de allá, lo cual abre un abanico de temas considerable. No obstante, su forma de proceder cae reiteradamente en la falacia de la autoridad y en la falacia de la prueba incompleta.

Falacia de la autoridad

La falacia de la autoridad consiste en sostener que algo es cierto porque lo dice una autoridad, en este caso, académica. La verdad de un argumento o un hecho no se sostiene porque sean defendidos por tal o cual persona sino por su congruencia con la realidad, con las evidencias. Puede ser que una persona sabia domine una materia que lleva estudiando años y años y lo que esa persona diga sea más fiable, pero también se puede dar que una persona emplee los mismos años en estudiar un tema y no dé pie con bola en esa materia. O puede ser, más frecuentemente, algún caso intermedio entre los dos anteriores, hasta el mejor escribano echa un borrón. La certeza de una afirmación no la da quién la expresa, eso hay que tenerlo presente siempre. Christopher Ryan reiteradamente nos presenta a tal o cual experto académico como un entendido en la materia y nos pretende hacer creer que lo que dicho experto dice está demostradísimo y forma parte indisoluble del cuerpo del conocimiento de ese tema. Si no estamos con la guardia alta, nos la cuela. Esto nos lleva a la otra falacia.

Falacia de la prueba incompleta

Esta falacia consiste en seleccionar arbitrariamente los casos o los argumentos que defienden una postura o una prueba que apoya una conclusión. En inglés, a esto se le denomina “cherry picking”, seleccionar cerezas. Si selecciono, por negligencia o intencionadamente, las pruebas o los hechos que apoyan la conclusión con la que estoy de acuerdo ya de antemano, no estoy encontrando la verdad. Al contrario, me estoy autoengañando o engañando a los demás. Para comprender un tema y alcanzar un conocimiento veraz sobre él, es necesario poder valorar todas las pruebas relevantes, no sólo las elegidas por un interés espurio. Lo que hace Ryan en Civilizados hasta la muerte es presentar como ciertas interpretaciones de expertos académicos que sintonizan con su propio pensamiento. Expone esas interpretaciones seleccionadas a propósito como si fueran toda la verdad sobre el tema, cuando, en el mejor de los casos, solamente son una parte muy pequeña del debate académico que, recordemos, además podrían no ser información fiable.


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[1]  Capitán Swing Libros, 2020. Edición original en inglés: Civilized to Death: The Price of Progress, Simon and Schuster, 2018.

[2]  Reseñado por J. H.