Nota: aquí meramente aparece nuestra presentación de los textos. Para leer los textos completos haga clic en el título de cada artículo.
Creemos que merece la pena publicar estos dos textos porque tocan un tema muy importante: la necesidad psicológica de experimentar lo salvaje que sienten al menos algunas personas. Este es un asunto que da mucho que pensar, comenzando, por ejemplo, por las siguientes preguntas: ¿hasta qué punto es necesario en los seres humanos el contacto directo con la Naturaleza? ¿Lo es en todos los seres humanos? ¿Cómo afecta a nuestra psicología (en los casos e individuos en que realmente afecte) el modo de vida moderno en entornos cada vez más artificializados y alejados de las condiciones salvajes en que nuestra especie evolucionó durante cientos de miles de años? ¿Qué otras repercusiones tienen esos efectos psicológicos a otros niveles, tanto en las personas como en los grupos sociales en que éstas se agrupan? ¿Cómo afectan, no sólo a su moral y a su ideología, sino a su comportamiento y a la forma de actuar y relacionarse físicamente con el resto del mundo? ¿Hasta qué punto es contraproducente la preservación legal estricta de la Naturaleza salvaje a la hora de permitir a esas personas satisfacer esa necesidad psicológica de tener un contacto con la Naturaleza que sea directo, real y adecuado a su propia naturaleza? ¿Y hasta qué punto satisfacer dicha necesidad natural de (¿algunos?) seres humanos es incompatible con dicha preservación estricta? ¿Hasta qué punto satisfacer dicha necesidad es necesario para que las personas valoren realmente la Naturaleza salvaje por sí misma? Y, en caso de que la preservación estricta sea incompatible con la experiencia directa y auténtica de lo salvaje, ¿cuál de ambas debería prevalecer? ¿Qué va a ser de aquellos individuos que sientan dicha necesidad frente una sociedad en la que cada vez menos gente parece sentirla? ¿Qué va a hacer la sociedad tecnoindustrial con ellos? ¿Y que actitud y reacción deberían mostrar ellos respecto a dicha sociedad? Etc.
Por supuesto, a ambos textos se les podrían achacar también muchos defectos. Sin embargo, entrar a discutir aquí todos los posibles defectos sería como quedarse mirando al dedo cuando éste señala a la luna. Porque aquello en que el autor quería hacer hincapié, a pesar de sus (posibles) defectos, es lo arriba señalado: la necesidad psicológica que al menos algunas personas tienen de seguir experimentando un contacto estrecho y directo con la Naturaleza y todas las importantes preguntas que de ello se derivarían.