El ecocentrismo está infraespecificado
Por Kate McFarland
Considero este artículo como la primera entrega de un proyecto en curso de análisis y articulación de un fundamento moral plausible para el reasilvestramiento, concepto que, de aquí en adelante, a menos que especifique lo contrario, utilizaré en el sentido en que lo usan el movimiento norteamericano para el rewilding y The Rewilding Institute.
A continuación expongo la motivación y los fundamentos de la base moral para el rewilding que propongo: una ética del respeto al potencial creativo de los procesos evolutivos “con voluntad propia”, que desarrollaré inspirándome parcialmente en el sentimentalismo moral y la ética de la virtud. Esta perspectiva es ecocéntrica; sin embargo, es también muy diferente de otras posibles perspectivas ecocéntricas en algunos aspectos importantes. Por un lado, está “centrada en los procesos” en lugar de “centrada en los productos” a la hora de identificar al portador clave del valor intrínseco (es decir, se centra en la evolución en lugar de en los ecosistemas, la biosfera o la biodiversidad). Por otra parte, aspira a reivindicar una noción de la “distinción humano/Naturaleza” lo bastante sólida como para permitirnos conceptualizar esos procesos como autónomos y, en consecuencia, respetarlos y protegerlos como tales. En un trabajo posterior, tengo previsto contrastar mi postura con otros análisis sobre el “respeto a la autonomía de la Naturaleza” que aparecen en la bibliografía y examinaré más detenidamente las posibles consecuencias prácticas para la restauración y el rewilding.
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