Nota: aquí meramente aparece un fragmento inicial del texto. El texto completo puede leerse en formato pdf haciendo "click" en el título del artículo .


English version

Introducción

Hoy en día, cuando alguien se refiere a la rebelión antisistema y a cambiar el “orden”, por lo general lo que se suele entender es un conjunto de nociones y comportamientos izquierdistas en lugar de un movimiento que tome la Naturaleza salvaje como el valor central y que quiera destruir el sistema tecnoindustrial para proteger lo salvaje. A primera vista, parece haber una similitud e intersección entre estas dos diferentes formas de ver el mundo: el izquierdismo y un movimiento que busque un cambio de sistema (o más bien la eliminación de la infraestructura física del sistema tecnológico existente). Esta aparente similitud y la confusión que emana de ella son uno de los mayores obstáculos para la formación de un movimiento eficaz en contra del sistema tecnológico. Por tanto, es esencial hacer patentes las grandes diferencias existentes entre estas dos corrientes con objeto de establecer un movimiento eficaz en contra del sistema tecnoindustrial.

El Izquierdismo

¿Y qué es el izquierdismo? El pensamiento izquierdista, surgió con la Ilustración, se desarrolló con la sociedad industrial, que comenzó a surgir casi en esa misma época, y constituye el sistema de valores básico del sistema industrial-tecnológico. Podemos decir que el izquierdismo ha pasado por tres etapas desde que surgió en el siglo XVIII. La primera etapa estaría representada por corrientes que defendían el pensamiento racional frente a las tradiciones y la religión, el predominio del pensamiento científico y racional a la hora de gestionar la sociedad, la igualdad de la gente ante la ley, la abolición de los privilegios de la aristocracia, la eliminación de la influencia de la iglesia en la economía y la sociedad, la sustitución de las monarquías por repúblicas y la implantación de sistemas de administración y gobierno parlamentarios, el aumento de la prosperidad material y la completa eliminación de la pobreza, etc. y constituiría lo que más tarde los izquierdistas socialistas llamarían la izquierda burguesa. Esta izquierda de la primera ola hizo suyas y formuló las ideas de la nueva sociedad que estaba siendo construida en Europa occidental y en Norteamérica por aquel entonces. El principal pilar de la visión del mundo propia de la izquierda de la primera ola era que la humanidad, con su pensamiento racional, su ciencia y su tecnología, tenía un poder ilimitado sobre la Naturaleza y sobre la sociedad y, por tanto, descifrando gracias a ello los secretos del universo, tendría la capacidad de crear en la tierra la sociedad más perfecta y materialmente rica jamás habida; y esta idea sería heredada por el resto de oleadas y tipos de izquierda que vendrían después.

La segunda ola del izquierdismo fue el socialismo, que defendía que la sociedad “perfecta” sólo podía ser establecida mediante la distribución general de la abundancia material a todos los sectores de la sociedad y que el modo de lograrlo sería la colectivización total y el control racional de la actividad económica. La primera expresión de la izquierda socialista se produjo durante la Revolución Francesa con Babeuf y su Conspiración de los Iguales. Durante la primera mitad del siglo XIX Henri de Saint Simon y Charles Fourier desarrollaron las ideas socialistas como una continuación de la Ilustración y de la izquierda burguesa de la primera ola. Predicaban que la fraternidad entre los hombres junto a la combinación de la ciencia y la industria crearían un paraíso en la Tierra. En el primer país del mundo en industrializarse, Gran Bretaña, el Movimiento Cartista dio buena muestra del poder político de la masa constituida por el nuevo proletariado urbano durante la década de los 30 del siglo XIX. En la segunda mitad del siglo XIX, Marx y Engels dieron la forma definitiva a los contornos ideológicos de la izquierda de la segunda ola vinculándola de manera intrínseca al desarrollo tecnológico. Según esto, una sociedad perfecta, sin clases, sin estado, e incomparablemente próspera surgiría gracias al desarrollo tecnológico. Y a medida que la industria se fue desarrollando y el proletariado urbano se fue haciendo cada vez más numeroso, el poder político de la izquierda de la segunda ola fue aumentando.

La izquierda socialista aseguraba que estaba defendiendo los derechos de las clases más bajas, pobres y desposeídas de la sociedad, sobre todo los de la nueva clase trabajadora que había surgido con la revolución industrial. Además de los avances que los izquierdistas burgueses radicales querían que se produjesen, los izquierdistas socialistas querían llevar a cabo una socialización completa en la esfera económica –estableciendo un sistema social racional y planificado mediante la completa colectivización de las actividades de producción y consumo de la sociedad y así extender la abundancia material a todos y cada uno de los miembros de la sociedad. El sistema tecnoindustrial se estableció en Europa occidental y Norteamérica como resultado de las actividades de esta segunda ola de la izquierda, integrando plenamente a las masas que constituían la mano de obra que aquél necesitaba para poder seguir con sus actividades. El sistema relativamente estable que se implantó completamente en los países occidentales desarrollados tras la Segunda Guerra Mundial ha demostrado ser más exitoso y financieramente rico que las economías planificadas de los países del bloque del este. No obstante, en concordancia con el desarrollo del sistema tecnoindustrial, las sociedades agrícolas tradicionales fueron completamente desmanteladas y, como resultado, tuvieron lugar importantes cambios en los valores tradicionales, la estructura de las familias, la vida cotidiana, etc. A partir de mediados de los años 60 del siglo XX, los resultados de estos avances produjeron una tercera ola izquierdista. Una nueva izquierda, que afirmará identificarse con los grupos oprimidos de la sociedad y defenderlos, centrará su atención directamente en las vidas y comportamientos cotidianos de la gente y los usará para socializar mejor a las personas con objeto de aumentar la cohesión y la estabilidad sociales.

Gracias a todas estas formas que ha ido asumiendo a lo largo de la historia, la izquierda fue suministrando los valores y comportamientos necesarios para que el sistema social que surgió con la revolución industrial se desarrollase, solventase sus deficiencias y se estabilizase consiguiendo el consentimiento de la gente. Debido al papel que juega en el sistema tecnoindustrial, el izquierdismo es la principal ideología de éste y forma parte de su superestructura. Ésta está constituida por las teorías sobre las instituciones, formas de comportamiento, normas y valores necesarios para el funcionamiento eficaz del altamente complejo sistema tecnoindustrial: solidaridad social, no violencia, igualdad ante la ley, libertad para llevar a cabo actividades sustitutorias controladas por el sistema, responsabilidad social, importancia de los méritos, etc.; en definitiva, la suma de todos los valores que son constantemente vertidos en los medios de información convencionales y en el sistema educativo, y que tratan de convertir a la gente en buenos ciudadanos. Estos valores surgen a medida que la complejidad de la sociedad, el número de personas viviendo físicamente juntas, el número de componentes del sistema y la intensificación de las relaciones entre estos elementos aumenta, ya que permiten al sistema tecnoindustrial sobrevivir, funcionar más eficazmente y ser más fuerte al hacer que millones de personas trabajen juntas de forma coordinada. El izquierdismo no está en contra del sistema tecnoindustrial; al contrario, actúa como un mecanismo de seguridad para este sistema. Al adoptar los valores fundamentales del sistema tecnoindustrial y llevarlos más allá de lo que es convencional en esta sociedad, controla el grado en que las personas cumplen con dichos valores y las fuerza a cambiarse a sí mismas para ajustarse a ellos. Gracias a esta relación con el izquierdismo, el sistema tecnoindustrial se corrige a sí mismo y mejora constantemente la eficiencia de su propio funcionamiento. Todos los aspectos en los que la ideología izquierdista critica al sistema, tales como la desigualdad entre sexos, los problemas étnicos, los problemas medioambientales, la corrupción, el nepotismo, la violencia de unos individuos contra otros en la sociedad, etc. consisten, de hecho, en aquellos problemas a los que el sistema se enfrenta para poder mantenerse, funcionar y desarrollarse sin impedimentos, de modo que, si el sistema los resuelve, funcionará de un modo más eficaz. El izquierdismo ayuda al sistema a identificar y hacer frente a estos problemas y, por tanto, a resolverlos y así funcionar mejor.

El sistema tecnoindustrial expande sus actividades a medida que sus problemas van siendo resueltos y crece destruyendo, subyugando y reemplazando a la Naturaleza salvaje. En consecuencia, existe una diferencia abismal entre los valores que se oponen al sistema tecnoindustrial en nombre de la Naturaleza salvaje y la ideología izquierdista, la cual se basa en los valores del propio sistema y ayuda a éste a mejorar su propio funcionamiento y a desarrollarse.

[Este texto es mucho más largo, para seguir leyéndolo haz "clik" aquí]