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Como ya señalamos en la presentación del artículo del mismo autor, “El gran punto de inflexión”[1], a pesar de que compartimos su ideas básicas (materialismo, ecocentrismo, rechazo de la civilización y del progreso, etc.), parece ser que Markus fue víctima de cierta confusión teórica y falta de lucidez en algunos de los artículos que escribió al final de su vida (murió en el 2010).

En concreto en este artículo, a la excesiva confianza puesta por el autor en los datos y pronósticos de los creyentes en el pico del petróleo se añadiría su postura paradójica acerca del colapso de la civilización industrial que supuestamente acarreará el pico del petróleo, así como su aparentemente contradictoria despreocupación por los efectos que el cambio climático pueda tener para los ecosistemas salvajes y para la supervivencia de otras especies aparte de la nuestra. Por un lado, el autor daba por sentado, sin ningún tipo de duda, que el pico de la energía se produciría en breve (de hecho, según él, ya -2020- debería haberse producido hace años) y que, por tanto, el cambio climático remitiría debido al consiguiente declive en la extracción y el uso de combustibles fósiles. Sorprendentemente, Markus en ningún momento parece tener en cuenta la posibilidad de que esto pudiese no llegar a suceder de ese modo (o al menos no de una forma tan rápida como él creía) ni qué sucedería en tal caso. Por otro lado, Markus, a pesar de señalar explícitamente que el fin de la civilización industrial sería algo deseable, ya que ésta es en realidad la causa última de lo que él denominaba problemas antrópicos, en la práctica acaba criticando que no se dé prioridad al pico de la energía frente al cambio climático. Cabe preguntarse: ¿Para qué habría que dar prioridad al pico de la energía a la hora de hacer estudios y tomar medidas, a no ser para tratar de evitar o al menos mitigar sus supuestas catastróficas consecuencias para la civilización industrial? La única explicación aquí es que Markus, curiosamente poseído por un muy civilizado y humanista espíritu filantrópico y compasivo, esté tratando de sugerir que, dado que el colapso de la sociedad industrial es inminente e inevitable, según él, al menos se debería tratar de mitigar sus consecuencias para que el derrumbe se produzca de una forma lo más suave y menos dañina posible para las sociedades humanas.[2] Algo cuando menos curioso en alguien que reconoce que la civilización y la superpoblación inevitablemente implican problemas ecológicos muy graves. Peor aun es la despreocupación que demuestra acerca de las implicaciones ecológicas del cambio climático, soltando las típicas y simplonas muletillas de “La Tierra es resiliente”, “El clima nunca ha sido estable”, “La Naturaleza seguirá adelante sin nosotros”, etc. esgrimidas demasiado a menudo por aquellos a los que en realidad los ecosistemas no artificiales, las especies salvajes y la Naturaleza en general les importan mucho menos que la civilización y/o la industria. De este modo, al igual que muchos otros incautos, Markus, al exaltar sin matices el carácter cambiante y la resiliencia de los sistemas naturales, cae en la trampa de restar importancia de forma más o menos involuntaria a los graves efectos ecológicos que tiene cualquier actividad humana industrial. Es cierto que la biosfera es resiliente, que el clima no es completamente estable o que la Naturaleza, entendida como el conjunto de lo que no es artificial y funciona de forma autónoma sobre la faz de la Tierra, seguirá existiendo tras nuestra desaparición como especie, pero esto no significa que su resiliencia no tenga límites, que los cambios que sufre sean completamente caóticos e irregulares, que los impactos de las actividades humanas no le afecten en absoluto, o que muchas de sus partes actuales (ecosistemas, comunidades vegetales y animales, especies) no vayan a desaparecer o verse gravemente dañadas por dichas actividades. Y éste es un error difícilmente justificable en alguien que siempre se presentó a sí mismo como simpatizante del ecocentrismo y crítico feroz del humanismo, el progresismo y la civilización.

No obstante, el artículo hasta cierto punto sirve al menos para hacernos reflexionar acerca de estos temas y aprender así de los errores de Markus para tratar de evitarlos. Además, de igual modo que Markus no debería haber dado por hecho que el colapso de la civilización industrial sería debido al pico de la energía y se produciría en breve, tampoco puede descartarse que no vaya a producirse en un futuro indeterminado ni, al menos en parte, por dicha causa. Mucho de lo que dice en el artículo puede que, en cierta medida, siga estando vigente.

[1] http://www.naturalezaindomita.com/textos/crtica-de-la-civilizacin-y-del-sistema-tecnoindustrial/el-gran-punto-de-inflexin.

[2] Esto no es una mera especulación sobre sus intenciones, véase al respecto su artículo: “Crossroads: Croatia and the End of the Era of Fossil Fuels” (https://drive.google.com/file/d/1aZg7IGQeTKbfAd1nh9yUwLHn_G4iTCUV/view?usp=sharing).