Sobre el rewilding (o lo que quiera que sea eso)
Por Kate McFarland
N.B.: Consúltese “American Rewilders Should Worry about Europe (Take Two)” si se desea leer un llamamiento algo más refinado y centrado (y también la mitad de extenso) al movimiento norteamericano a favor del rewilding para que sea crítico con lo que está sucediendo en Europa. Sígase leyendo si lo que se desea es leer un tedioso relato sobre cómo yo personalmente llegué a interesarme por el rewilding pero a preocuparme por lo que veía en Europa, combinado con comentarios sobre semántica, ecología y ética.
A medida que me he ido implicando más en el movimiento a favor del rewilding, me he visto obligada a dejar clara mi postura. Llegué a apoyar el rewilding tradicional en base a las mismas obligaciones morales que más tarde me hicieron oponerme a otras tendencias existentes dentro de la conservación que también son denominadas “rewilding” (sobre todo en Europa, donde la prevalencia de la lógica, y por ello me alarma el tratamiento acrítico que se está haciendo del término “rewilding” tomándolo como si fuese un término unívoco y un nexo de unión para un único movimiento unificado. Esto no es así.
Este artículo a modo de declaración inicial, aunque demasiado largo, dista mucho de ser un análisis exhaustivo, pues deja muchos cabos sueltos; no ofrece ningún tipo de revisión completa del discurso acerca del rewilding ni de la investigación ecológica relevante, y el análisis ético sigue siendo tentativo. Pero ojo: se trata de un primer post en un sitio web personal; no pretende ser completo ni autoritativo. Soy una novata. Sin embargo, he visto ya lo suficiente como para saber que el “movimiento a favor del rewilding” tiene que dejar de pasar por alto los desacuerdos de fondo.
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