Los límites energéticos del crecimiento económico

Por James H. Brown, William R. Burnside, Ana D. Davidson, John P. DeLong, William C. Dunn, Marcus J. Hamilton, Norman Mercado-Silva, Jeffrey C. Nekola, Jordan G. Okie, William H. Woodruff  y Wenyun Zuo


Nota: aquí meramente aparece nuestra presentación del artículo. El texto completo puede leerse en formato pdf haciendo clic en el título del artículo .


 

El interés del siguiente texto radica en que muestra claramente un hecho obvio que a menudo es pasado por alto por la inmensa mayoría de la población actual (incluida la mayoría de aquellos encargados de gestionar y promover el mantenimiento y desarrollo del sistema tecnoindustrial) obnubilada por las majaderías idealistas imperantes acerca de desarrollos “sostenibles”, “espirituales”, “humanos”, etc.: que el desarrollo no sale de la nada, que tiene una base material sin la cual no puede producirse y que le marca unos límites y lo condiciona. Sin recursos materiales y energía no hay desarrollo que valga, ni económico, ni tecnológico, ni social. Y dichos recursos son limitados y tampoco salen de la nada. Implican necesariamente la destrucción y sometimiento de la Naturaleza. Así pues un acierto del texto es que sus autores reconocen que el desarrollo tecnológico tiene una estrecha relación directa, no inversa, con el impacto ecológico (la llamada huella ecológica).

Por desgracia los autores, a pesar de reconocer este hecho básico de la relación directa entre el desarrollo y el uso de recursos (especialmente energéticos) y la problemática ecológica que conlleva, no ponen en cuestión la necesidad de dicho desarrollo, sino que, al igual que la mayoría del resto de seres humanos en la actualidad (esos que ni siquiera tienen en cuenta dicha relación), lo consideran algo bueno e indispensable, como se puede apreciar en el hecho de que no parezcan cuestionarse en absoluto si la “calidad de vida” y el “nivel de vida” (riqueza) son necesariamente lo mismo. Parece que, para ellos, un alto nivel de vida (es decir, tener un alto poder adquisitivo, acceso a servicios sanitarios o educativos desarrollados, a medios de transporte y medios de comunicación a distancia rápidos, a aparatos electrónicos, etc.) es sinónimo de calidad de vida. La discusión de las diferencias, a menudo abismales, entre la noción de “calidad de vida” y la de “nivel de vida” y de la frecuente confusión entre ambas requeriría mucho más espacio del disponible en esta presentación. Aquí sólo mencionaremos, de forma escueta y por encima, dos ejemplos típicos de alto “nivel de vida” que no necesariamente se corresponden con una elevada “calidad de vida”: si la población de un país tiene fácil acceso a un sistema sanitario desarrollado y a tratamientos médicos y farmacéuticos avanzados, ¿hemos de pensar por ello que goza de buena salud? ¿O más bien lo contrario? Al fin y al cabo, salvo accidentes u otros casos relativamente raros, los tratamientos médicos normalmente son para los enfermos, no para los sanos. Y la tan ensalzada educación, ¿en qué ha mejorado las condiciones de vida de la mayoría de la población? ¿Acaso saber leer y haber ido obligatoriamente a la escuela durante casi toda su infancia y juventud ha servido a la mayoría de la población para ser más conscientes de la realidad, para ser más libres, para ser capaces de reconocer la verdad y no dejarse engañar, para poder decidir sobre los aspectos realmente importantes de sus vidas o para estar más satisfechos de sí mismos? ¿O, por lo general, ha sido más bien todo lo contrario y sólo o principalmente ha servido para que la mayoría de ellos puedan encontrar un empleo en una sociedad cada vez más compleja que exige cada vez más cualificación técnica a sus miembros y para que puedan ser mejor adoctrinados (por ejemplo, mediante la lectura) en como ser “buenos ciudadanos”, es decir, miembros útiles del sistema tecnoindustrial que colaboren de buen grado en su mantenimiento? ¿Cuántos de entre ellos han usado dicha educación para tratar de mejorar su comprensión del mundo o para ser realmente libres? ¿A cuántos les ha servido? ¿Y cuántos de ellos la usan más bien para escapar de la realidad y de sí mismos (por ejemplo, leyendo novelas; o realizando otras muchas actividades sustitutorias –“hobbies”- que exigen una mínima preparación y nivel cultural)? ¿Cuántos de entre éstos son conscientes de dicho escapismo y no lo tratan de disimular y justificar bajo pomposos conceptos como los de “progreso espiritual” o “elevación artística e intelectual”? ¿A quién sirve real y principalmente la tan sobrevalorada educación? ¿A la gente o al sistema tecnoindustrial? O enfocado de otro modo, si tenemos en cuenta que una parte importante de la verdadera calidad de vida debería ser poder llevar una vida ajustada a nuestra naturaleza, es decir, en estrecho contacto con un entorno mayoritariamente no artificial, no degradado ni contaminado, sin ruido, con baja densidad de población y con pocas y, por lo general, llevaderas restricciones a nuestro comportamiento por parte del entorno social, veremos que la situación en la que viven actualmente la mayoría de los seres humanos se aleja mucho de representar una alta calidad de vida, y que además, a menudo, se aleja más de ella cuanto mayor es el desarrollo de sus sociedades, es decir, cuanto mayor es su nivel de vida.

La cuestión fundamental no es si se podrá seguir o no con el desarrollo, y con el consiguiente aumento del nivel de vida, vistos los límites materiales existentes, sino si lo que realmente importa es salvar y mejorar nuestro nivel de vida (es decir, seguir con el desarrollo del sistema tecnoindustrial) a costa de seguir destruyendo y sometiendo irremediablemente la Naturaleza para extraer la energía y los recursos necesarios para ello y a costa también de seguir degradando más nuestra calidad de vida, o preservar lo que queda de Naturaleza rechazando el desarrollo, aunque ello implique un descenso (probablemente drástico) en el nivel de vida. Porque está claro que ambas cosas, aumentar el desarrollo y el nivel de vida y evitar simultáneamente el impacto ecológico y en la calidad de vida, no son compatibles. Sopas y sorber no puede ser.