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Mucha de la gente que se siente atraída por las obras de Ted Kaczynski expresa asimismo admiración por el difunto ecólogo finlandés Pentti Linkola. A primera vista resulta obvio por qué, ambos escritores ofrecen una aguda crítica de la civilización tecnológica moderna. Sin embargo, existen diferencias cruciales entre ambos, y es importante no confundir a uno con el otro. Podría decirse que las alternativas planteadas por Kaczynski y por Linkola son la una “libertaria” y la otra “autoritaria”, respectivamente.

En este ensayo no voy a argumentar moralmente en contra del autoritarismo de Linkola, el lector puede que se sienta indignado por algunas de las opiniones de Linkola pero yo voy a evaluarle en sus propios términos: ¿quién de los dos, Linkola o Kaczynski, presenta mayores probabilidades de destruir de forma permanente el sistema tecnoindustrial?

Lo primero de todo, ¿qué es lo que pensaba Pentti Linkola? Linkola se describía a sí mismo como un “ecologista profundo”, un término bastante amplio pero que se podría  definir como “aquél que cree que la naturaleza salvaje es el bien supremo y que posee un valor inherente independiente de la humanidad” (yo comparto plenamente esta creencia). La interpretación que Linkola hacía de la ecología profunda le llevó a la conclusión de que la libertad humana inevitablemente conduce a la degradación ecológica y que, en consecuencia, la dictadura es preferible a la democracia. Defendía que cuanta menos libertad tuviesen los seres humanos mejor le iría al medio ambiente. Linkola consideraba la superpoblación como la mayor amenaza para el planeta y defendía que un gobierno mundial  debería imponer límites estrictos a la reproducción a nivel global, así como limitar la cantidad de recursos que la gente pudiese consumir. Acerca de la tecnología, afirmaba que “todo aquello que se haya desarrollado en los últimos 100 años debe ser destruido”. (Dado que escribió durante el cambio de milenio, esto significaría un retorno a los niveles tecnológicos de la era victoriana tardía o de la eduardiana).

Examinemos estas propuestas en profundidad. ¿Es cierto que menos democracia y menos libertades dan como resultado unos niveles de degradación ecológica más bajos?


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