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Introducción

Un mundo feliz y 1984, dos novelas distópicas de la primera mitad del siglo XX, planteaban dos visiones diferentes de cuáles podrían llegar a ser las consecuencias sociales de la gran explosión tecnológica iniciada con la Revolución Industrial. Aunque George Orwell presentó un panorama muy pesimista en su 1984, tenía una idea fundamentalmente positiva de la tecnología; su punto de partida era la forma clásica marxista de entender el desarrollo tecnológico. Así, la terrible sociedad totalitaria-colectivista que vemos en 1984 no sería un resultado del desarrollo tecnológico en sí mismo, sino el resultado de la distorsión de éste por parte de una dictadura totalitaria. A Aldous Huxley, en cambio, le preocupaban las consecuencias del propio desarrollo tecnológico y su lógica interna. No hay nada en Un mundo feliz que desvíe el desarrollo tecnológico de su curso natural. En Un mundo feliz, es la propia tecnología, mediante los avances que la propaganda tecnológica actual considera “progreso”, la que da lugar a la horrible forma de sociedad descrita en la novela, creando otra sociedad distópica. En este artículo, compararemos estas dos visiones diferentes de la sociedad industrial con el sistema tecnoindustrial actual.


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