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El siguiente texto trata sobre las consecuencias para los seres humanos que a nivel general ha acarreado la domesticación de animales y plantas durante los últimos milenios. Salvando algunos detalles más que dudosos (comentados más abajo) el artículo en general tiene un enfoque bastante acertado y plantea cuestiones muy interesantes acerca del desarrollo de la civilización. Por eso hemos considerado que merece la pena publicarlo aquí.

No obstante, hay que hacer dos matizaciones importantes:

· Diamond afirma que la domesticación de plantas y animales nos ha domesticado a su vez porque, al permitir que los grupos humanos que la adoptaron entrasen en un proceso de civilización y desarrollo tecnológico, las condiciones de vida en dichos grupos se han ido alejando cada vez más de las originales en que vivían sus antepasados cazadores-recolectores nómadas, afectando a la selección natural y esto, en algunos individuos y grupos, ha provocado ciertos cambios en algunos de sus genes. Sin embargo, el autor exagera, ya que estos cambios genéticos en los seres humanos promovidos por la domesticación de plantas y animales y las nuevas condiciones de vida que ésta ha implicado son mínimos. Nuestro genoma (y con él nuestros rasgos físicos y psicológicos) sigue adaptado prácticamente en su totalidad a los modos de vida cazadores-recolectores y a la vida en la Naturaleza salvaje y, en consecuencia, sigue estando muy mal adaptado a las condiciones de vida civilizadas. Al menos de momento. No sabemos que sucederá en un futuro a medida que las condiciones de vida se vayan alejando aún más de las condiciones primitivas originales (caza-recolección nómada) debido al cada vez más rápido y mayor desarrollo tecnológico.

· El autor acaba el artículo con la pregunta: “¿cómo podemos garantizar que la agricultura sólo genere felicidad y no traiga también sufrimiento?”. Ésta es la típica declaración de buenas intenciones final de muchos textos científicos que, por lo demás, analizan correctamente las consecuencias del desarrollo tecnológico. Con ella no ofrecen ninguna solución tecnológica real, porque en realidad no la hay, pero no se atreven a reconocerlo y prefieren dejar abierta la puerta a falsas esperanzas. En cuestiones de desarrollo tecnológico no hay “bien” que por mal no venga y la única solución sería pararlo; o mejor, revertirlo.

Y añadir algunas otras matizaciones secundarias:

· El autor, menciona algunas especies domésticas y las compara con otras salvajes que nunca llegaron a ser domesticadas a pesar de que, según él, están estrechamente emparentadas. Sin embargo, al menos en alguna de las parejas de especies mencionadas por el autor dicho parentesco no es tan estrecho. En concreto, los almendros (familia Rosaceae) no guardan un parentesco cercano con los robles y encinas (familia Fagaceae).

· La antigüedad de la domesticación de los perros sigue siendo objeto de debate hoy en día (casi veinte años después de que Jared Diamond escribiese este artículo), aunque parece ser que de todos modos es bastante anterior a la domesticación del resto de especies.[1]

· Diamond afirma que la tuberculosis procede del ganado vacuno y la viruela, a su vez, o bien de los camellos o bien del ganado vacuno. Sin embargo, esto no es algo que esté tan claro. Según otros autores, la tuberculosis ya estaba presente en poblaciones de cazadores-recolectores paleolíticos, previas a la domesticación del ganado vacuno (hace al menos entre 15.000 y 20.000 años)[2] y algunos afirman que fueron las vacas y las cabras domésticas las que contrajeron esta enfermedad a partir de los seres humanos.[3] Por su parte, otros aseguran que la viruela es una enfermedad infecciosa específica de los seres humanos que no procede de (ni afecta a) otras especies animales.[4] Sea como sea, lo que si es cierto es que la aglomeración de gente en las sociedades civilizadas incrementó enormemente el número de casos de ambas enfermedades transformándolas en epidemias.

[1] A día de hoy (2021), las fechas barajadas para la domesticación del perro varían entre hace unos 35.000 años y hace unos 20.000 años. Véanse, por ejemplo: “Origin of the domestic dog” en Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Origin_of_the_domestic_dog y David Grimm, “Ice age Siberian hunters may have domesticated dogs 23,000 years ago”, Science, 25 de enero, 2021: https://www.sciencemag.org/news/2021/01/ice-age-siberian-hunters-may-have-domesticated-dogs-23000-years-ago.

[2] Véase, por ejemplo: “History of tuberculosis”, en News Medical: https://www.news-medical.net/health/History-of-Tuberculosis.aspx.

[3] Véase, por ejemplo: “History of tuberculosis” en Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/History_of_tuberculosis.

[4] Véase, por ejemplo: David Quammen, Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic, Norton, 2013, páginas 21-22. [Existe edición en español: Contagio: la evolución de las pandemias, Debate, 2020]. Aunque cabe dudar de la fiabilidad de Quammen ya que, por ejemplo, este autor también sostiene en su libro que la poliomielitis es asimismo una enfermedad infecciosa que sólo afecta a los seres humanos, cuando en realidad se sabe que se transmite también al menos a los chimpancés salvajes.