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El sistema tecnoindustrial se enfrenta a un grave peligro: el cambio climático.1 Este sistema depende de los recursos de la biosfera para funcionar. Por ello, la estabilidad de las funciones de la biosfera es crucial para su funcionamiento eficaz. El cambio climático supone un cambio repentino en las condiciones de la biosfera. Según el número del 30 de octubre de 2021 de The Economist, está cambiando los patrones de precipitación, los ciclos del agua y tendrá efectos adversos en el rendimiento de los cultivos. Está aumentando la frecuencia, la intensidad y la duración de las sequías y las olas de calor. Las grandes capas de hielo de Groenlandia y de la Antártida oriental se están desestabilizando y esto, a su vez, facilita que los huracanes de tamaño medio se intensifiquen hasta convertirse en potentes tormentas que causan enormes daños. El nivel del mar está subiendo y amenaza a las ciudades costeras. La biodiversidad de los océanos está bajo presión debido a la acidificación de los mismos y al cambio repentino de las temperaturas del mar. Las zonas tropicales se están volviendo prácticamente inhabitables. Los incendios forestales masivos que queman enormes áreas son cada vez más frecuentes. Todo esto está ocurriendo con extrema rapidez y está forzando la capacidad de adaptación del sistema tecnoindustrial. Este sistema debe o bien adaptarse a estas nuevas condiciones cambiando él mismo (su infraestructura energética, el nivel de consumo de sus miembros, etc.) o bien intentar una jugada desesperada en su fuite en avant y tomar en sus manos el gobierno de la atmósfera.

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