Los "rewilders" estadounidenses deberían preocuparse
Por Kate McFarland
0. Una visión general
En este artículo, en primer lugar recuerdo al lector el hecho de que, en el discurso hegemónico europeo, la palabra “rewilding”[2] se utiliza de tal forma que su modelo de referencia es el pacido naturalizado[3] (§1). A continuación, establezco una importante distinción entre dos tipos de preguntas que deberían plantearse en relación con las prácticas denominadas “rewilding” en Europa (§§2-3). La primera consiste en saber si ciertos proyectos deben denominarse “rewilding” a pesar de su alcance y escala limitados (§2). Esta cuestión no carece de importancia; sin embargo, creo que se le ha prestado demasiada atención, excluyendo la pregunta aún más importante de si ciertos proyectos deberían de hecho llevarse a cabo. En el caso de muchos proyectos europeos de pacido naturalizado, creo que esta última es la pregunta que hay que plantearse (§3) y no simplemente si los proyectos deberían llamarse “rewilding” a pesar de su tamaño a menudo reducido. Elaboro esta afirmación invocando temas con los que el público norteamericano interesado en el rewilding debería estar familiarizado: el agotamiento de la vegetación en paisajes con abundancia de grandes herbívoros sin depredadores naturales (§3.1); la recuperación del bosque en tierras de labor[4] abandonadas (§3.2); la valoración del “rewilding” pleistocénico (§3.3).
Algunos apologetas del “rewilding” europeo insisten en que Europa no puede acoger la escala de rewilding que es posible en el continente norteamericano. Pero eso no viene al caso, ya que el océano se puede cruzar en ambos sentidos: el pacido naturalizado sí podría implantarse en Norteamérica. Reto a los defensores norteamericanos del rewilding a que expliquen por qué no defienden prácticas similares en su propio continente y por qué creen que dichas razones no deberían aplicarse igualmente a Europa también (§3.4).
Pero, por supuesto, no podía quedarme aquí, sin repasar el diagnóstico de mis principales razones -es decir, mis intuiciones morales básicas- para mostrar actitudes diferentes hacia las tradiciones del “rewilding” en Norteamérica y en Europa. Al final de “On Rewilding (Whatever That Is): Thoughts of a Faux-Expat”[5], planteé un “doble dilema” acerca de Rewilding Europe y sus referencias agrarias/pleistocénicas; lo desarrollaré un poco más aquí (§4).
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